Secuestra el narcotráfico a cuatro periodistas mexicanos; exige a medios difusión de sus mensajes

Publicado: agosto 1, 2010 de CEPET en Alertas
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México, 1 de agosto, 2010 (CEPET). Luego de seis días, la madrugada del sábado 31 de julio se completó la liberación de cuatro periodistas secuestrados, en Gómez Palacio, Durango (al norte de México), por un grupo del crimen organizado. En un hecho sin precedentes, los comunicadores fueron privados de la libertad la tarde del día 26 para obligar a sus medios a transmitir videos de interrogatorios realizados a supuestos colaboradores de un grupo rival; a cambio, se ofreció respetar su vida.

Las empresas en que laboran los periodistas habían pedido a medios y autoridades no revelar el hecho para proteger la vida e integridad de sus colaboradores. Sin embargo, en una entrevista radiofónica, el secretario de Gobierno de Durango, Oliverio Reza Cuéllar, dio a conocer la desaparición cuando apenas habían transcurrido unas horas desde el secuestro. Más tarde, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió un comunicado para exigir su liberación, el cual retiró después de su sitio web, ante las voces de informadores de todo el país que consideraban imprudente la difusión del hecho.

Jaime Canales Fernández, camarógrafo de Multimedios Laguna; Héctor Gordoa Márquez, jefe de información del programa Punto de Partida de Televisa México y Alejandro Hernández Pacheco, camarógrafo de Televisa Torreón, fueron privados de la libertad luego de cubrir las protestas de reos y familiares, en el Centro de Readaptación Social número 2, de Gómez Palacio, Durango, para exigir la reinstalación de la directora, Margarita Rojas Rodríguez, acusada de permitir a narcotraficantes abandonar la prisión y usar vehículos oficiales y armas de los guardas para asesinar a integrantes de bandas rivales.

Alrededor de las 15:00 horas, cuando los periodistas se trasladaban al aeropuerto, después de la cobertura, dos grupos de hombres armados los interceptaron y los obligaron a subir a vehículos en los que los llevaron cautivos a una casa de seguridad ubicada en las calles de Invierno y Fresno, colonia Miguel de la Madrid, en Gómez Palacio. Por horas, sus respectivas empresas perdieron el contacto con ellos.

Según el diario Milenio, perteneciente al Grupo Multimedios, todavía durante la tarde del lunes los periodistas se comunicaron a sus respectivas redacciones para confirmar el secuestro por parte de sicarios y jefes criminales, molestos con la cobertura de las protestas en el penal de Gómez Palacio. Jaime Canales comunicó a Multimedios la exigencia de sus captores: la transmisión de tres videos en los que personas amenazadas denuncian la presunta complicidad entre autoridades de Durango y Coahuila con el grupo criminal de Los Zetas.

Casi simultáneamente, la Procuraduría General de Justicia de Durango, reportó el hallazgo en la colonia Las Huertas, en Gómez Palacio, de dos automóviles calcinados (un Renault Clío y un Nissan Aprio), en los que aparentemente se trasladaban los periodistas de Multimedios y Televisa al momento de ser retenidos.

Un cuarto comunicador, Óscar Solís Gurrola, reportero del periódico El Vespertino, fue secuestrado la noche de ese mismo lunes por un grupo armado que lo habría sacado directamente de su domicilio y liberado horas más tarde, el martes 27, sin que se conozcan más detalles de las condiciones en que se desarrolló su cautiverio.

Las condiciones impuestas por los secuestradores —identificados como miembros de una célula del cártel del Pacífico— fueron cumplidas. A las 13:40 horas del martes, Canal 9 de Multimedios Laguna transmitió de manera íntegra los videos incluidos en las exigencias de los narcotraficantes. No obstante que todo se operaba con la mayor discreción para facilitar la negociación, el secretario de Gobierno de Durango reveló la captura de los informadores.

En varios espacios de radio, prensa y televisión, Ciro Gómez Leyva, director editorial adjunto de Milenio se refirió al hecho y criticó la indiscreción: “Desde el lunes a las 4:00 o 5:00 de la tarde sabíamos que había desaparecido un grupo de periodistas. La noche del lunes sabíamos quiénes eran, qué es lo que había pasado, incluso algunos de ellos ya habían hecho contacto con los medios. Nos enteramos de que habían aparecido quemados sus vehículos y ahí empezó el proceso de contacto, que incluyó, en una de las solicitudes, mantener el silencio.

“Gente con mucho talento periodístico, compañeras hicieron un trabajo pocas veces visto, hablaron con distintos medios de comunicación, pidiéndoles no que no que no tocaran el tema, sino pidiendo un pequeño plazo, porque se estaba dando un contacto con la gente que se había llevado a estos periodistas. Y los principales medios del país, los principales diarios del país, se sumaron sin pedir absolutamente nada a cambio”.

Sobre el secretario de Gobierno de Durango añadió: “A Oliverio Reza, el mismo que tendría que haberse encargado de que la cárcel de Gómez Palacio no se convirtiera en casa de seguridad de los sicarios, se le ocurrió dar una noticia de ocho columnas: secuestraron a cuatro periodistas en la comarca lagunera… ¿No habrá pensado que si los secuestros se dieron 24 horas antes, los medios en donde trabajan los periodistas estarían perfectamente al tanto, y quizá en proceso de negociación? ¿No habrá pasado por su cabeza que no sólo los medios afectados, sino prácticamente la totalidad de los medios nacionales habían optado por unas horas de silencio solidario?”

Hecho público por la propia autoridad, la secrecía que había prevalecido en torno a varios detalles del caso, terminó. Para el miércoles, no sólo la mayoría de los medios nacionales comenzaron a informar de la crisis, sino que incluso Milenio lo llevó en su primera plana como nota principal. Así transcurrió la jornada.

El jueves, en lo que parecía el primer resultado de las negociaciones y la presión de la opinión pública, Héctor Gordoa, de Televisa México, fue dejado en libertad por los secuestradores, pero éstos también intentaron imponer nuevas condiciones para concretar los rescates de los otros. Un nuevo hecho, inédito y dramático, se registró antes de terminar el día.

En su espacio informativo de Milenio Televisión, Ciro Gómez Leyva dio a conocer la posición de Milenio y Multimedios, y abandonó el foro tras anunciar que abandonaban la negociación. “Un medio de comunicación no está diseñado ni equipado para negociar una toma de rehenes […] el Estado mexicano tendría que asumir al cien el manejo de esta crisis, que no es de televisión, sino de seguridad nacional […] Y que sea el Estado, no nosotros, el que resuelva si se transmite o no una imagen que vale la vida de uno, dos, tres, cuatro periodistas, y que puede desencadenar quién sabe qué violencia”.

Asimismo, Denise Maerker conductora del programa Punto de Partida, de Televisa, que se transmite cerca de media noche apareció para dar un mensaje de apenas tres minutos. “En Televisa, en Punto de Partida, no estamos dispuestos a fingir que no está pasando nada. Sí está pasando. Todos los periodistas de este medio y de todos los otros corren enormes peligros para cumplir con su tarea, y la sociedad de sumirse en el silencio y la desinformación”, dijo.

“El secuestro de nuestros compañeros y colegas representa de manera más amplia el secuestro de todo el periodismo. El riesgo es que en el futuro muchos otros medios se encuentren en esta misma y delicada situación… Emitir un programa en estas circunstancias resulta imposible y un riesgo no sólo para quienes permanecen retenidos sino también para todos aquellos que nos dedicamos al ejercicio periodístico”, concluyó la periodista, tras lo cual la pantalla se oscureció para permanecer así por el resto de la hora de duración que generalmente tiene la emisión.

Un nuevo periodo de espera se abrió hasta la madrugada del sábado 31 de agosto, cuando la Policía Federal realizó un operativo de rescate, que logró la recuperación con vida de Jaime Canales y Alejandro Hernández, camarógrafos de Multimedios Laguna y Televisa, respectivamente, quienes reconocieron maltrato físico y psicológico. “Volvimos a nacer” , dijo Canales durante una conferencia de medios, “es una triste y amarga experiencia que hay que echar a lo más profundo, y olvidarse de todo”.

Los plagiarios, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública federal, huyeron al percatarse de la movilización.

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